Mamás (y papás) felices

Imagen: wallcoo.com

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Seguro que has oído muchas veces eso de que «los hijos son lo mejor de la vida«, pero ahí estás tú, con falta de sueño, con la camiseta manchada de leche, con la coleta torcida, sin poder recordar cuándo fue la última vez que mantuviste una conversación que no tratara de cólicos, pañales, chupetes, vacunas…

Hay una presión constante por ser madres perfectas: nos sentimos culpables si al niño se le irrita el culete, si estamos tan cansadas que no nos apetece bajar al parque o si le damos un potito en vez de hacerle una papilla casera. ¡Ni se nos pasa por la cabeza dejar al bebé con alguien para tomarnos una tarde libre!

Sin embargo, uno de los momentos más cruciales para una pareja son los meses posteriores al nacimiento de un bebé. Son muchos los que no superan esta etapa y se separan, pese a haber vivido una relación feliz durante muchos años. Hay muchos factores que confluyen para llegar a este punto: el cansancio, la pérdida de intimidad, el no adaptarse bien a los nuevos roles…

Nos queremos centrar sobretodo en la integración de los diferentes roles, ya que no debemos tratarlo como una transición, sino como una ampliación. No dejamos de ser personas ni pareja para convertirnos en padres. Una experiencia plenamente satisfactoria pasa por encontrar un espacio para cada uno de estos roles. Al principio, y sobretodo con bebés muy demandantes, es muy difícil sacar tiempo para ser algo más que padres. Pero debemos ser conscientes de que sólo es una etapa que pasa, bastante rápido además, y que poco a poco iremos recuperando espacios y tiempos para todo lo demás.

Por un lado, los niños siempre son prioritarios, pero deben serlo para los dos, así que especialmente las madres tienen que permitir a los padres establecer el vínculo con el bebé, y los padres no deben sentirse desplazados, sino ser proactivos y encontrar su espacio en la familia. Eso reforzará la unión entre todos, y nos ayudará en la adaptación.

Por otro lado, también debemos tener en cuenta nuestras necesidades: descanso, buena alimentación, cariño, comprensión… Debemos cuidarnos y cuidar a nuestra pareja, encontrar momentos para compartir lo bueno y lo malo,  para tener intimidad… No hace falta que sea todos los días, pero si al final de la semana echamos la vista atrás y comprobamos que no hemos dedicado un solo momento a nuestra pareja ni a nosotros mismos, deberíamos tomar medidas. Algo tan sencillo como darse un baño, sentarse en el balcón a leer o salir a tomar algo con los amigos no puede faltar en nuestra rutina semanal.

Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. Si aún no te has convencido de lo importante que es seguir siendo persona y pareja además de mamá o papá, piensa que lo mejor para nuestros hijos es tener unos padres felices.

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