En la madrugada del próximo sábado, a las X serán las X. Si no te lo han enviado o lo has leído en alguna red social, las televisiones se encargan de recordárnoslo cada primavera y cada otoño.
Pero ¿por qué hablar del cambio de hora en una página sobre psicología y salud? Porque aunque sea sólo una hora, podemos notar sus efectos, especialmente el de la primavera, que nos «roba» una hora de sueño. El cambio de hora tiene efectos similares a los del «jet lag», aunque en formato reducido: seguimos físicamente en el horario del día anterior, pero nuestra agenda (y por tanto nuestras horas de levantarnos, de comidas, de ir a dormir…) es la del día actual. Es un pequeño ajuste en nuestros ritmos circadianos (ciclos de funcionamiento de nuestro organismo, correspondientes a las horas de luz y de oscuridad). No debemos olvidar también el cambio en las horas de luz, dado que por los horarios de trabajo o escolares muchos pasamos la mayor parte de horas del día en entornos con luz artificial, y los cambios de hora afectan bruscamente a la luz solar que podemos recibir fuera de estos horarios.
Aunque sea poco tiempo, algunas personas pueden tener problemas, especialmente si padecen alguna otra dolencia o trastorno. Niños pequeños y adultos mayores son especialmente sensibles también a estos cambios. Todos ellos pueden tener dificultades para ajustar su horario de sueño, ocasionándoles problemas para dormir. También puede verse afectado su estado anímico, su apetito… Todo esto puede resultar en cansancio, falta de energía para hacer las tareas, dificultad para concentrarse, aturdimiento, somnolencia, cefaleas, irritabilidad…
Aunque normalmente los efectos del cambio de hora remiten espontáneamente al cabo de tres o cuatro días, podemos ayudar a reducir el impacto realizando una sencilla preparación previa: ajustar progresivamente nuestro horario los días anteriores, tanto de sueño como de comidas (adelantar o retrasar 10-15 minutos cada día), evitar dormir la siesta o consumir estimulantes para compensar el déficit, mantenerse bien hidratados y realizar alguna actividad física.
Si te notas decaído y/o te falta energía durante más de unos pocos días, recuerda que en los cambios de estación se da también lo que llamamos astenia. Si el malestar se prolonga más allá de un par de semanas, podría tratarse de otro problema. Llámanos a los teléfonos 622 26 60 40 / 629 97 33 24 o escríbenos a rbpsicolegs@gmail.com y te informaremos.